viernes, 19 de febrero de 2016

Los de las pirámides

Hace un año estaba en The Cavern, yo solo. Las circunstancias lo habían querido así: fui a Liverpool para vivir un partido de Premier League en Anfield con mi primo (nuestro sueño de adolescencia) pero él se rompió la mano tres días antes de despegar el avión y tuvo que pasar por el quirófano. Yo llené mi eBook de libros y puse rumbo a Inglaterra.

Tras atravesar la campiña inglesa huyendo de Londres me planté en Liverpool. El fútbol era el gran motivo del viaje, pero los Beatles eran una excusa más para estar allí y no podía perderme el sitio en el que todo empezó. Me invadió el recuerdo de aquel momento de mi adolescencia en el que me vi atrapado por el sonido barroco de In My Life por primera vez.

Un año después de aquel viaje, de vuelta a la actualidad, me he puesto a escuchar la discografía entera de los cuatro de Liverpool. Cuando terminé de escuchar el álbum Revolver, abrumado, volví a reproducirlo una y otra vez. En realidad, me pasó algo parecido con todo lo que publicaron entre 1966 y 1968. Muchos temas los había escuchado antes, pero entenderlos como parte de un gran todo me ha hecho cambiar mi perspectiva. Trabajan con un montón de estilos diferentes que mantienen una harmonía que parece imposible. Tanto talento en solo tres años que resulta hasta obsceno. No se había visto nada igual y nadie ha repetido algo semejante.

Ayer mismo, tras despedirme de unos amigos, me dispuse a volver a casa andando. Mi organismo asimilaba una potente mezcla de cerveza y café cuando me puse los cascos y comenzó a sonar Two of Us. Alcohol, cafeína y The Beatles. Me vino a la cabeza aquello que dijo un viejo amigo, que dentro de 2000 años la gente se preguntará si aquellos tipos no serían extraterrestres, como se dice de los que construyeron las pirámides. Sonrío. Seguro que es eso, tienen que ser los de las pirámides.

No hay comentarios:

Publicar un comentario